El célebre invento de poner carne con o sin verduras entre dos panes no tiene rivales; se adapta a toda ocasión y acepta múltiples variantes
No se nos pasa por la cabeza la posibilidad de pensar que vamos a descubrir la pólvora... ¿Quién no sabe preparar un sándwich? Si debe ser, tanto en tiempos de vértigo laboral como en los de las vacaciones, la opción más eficiente cuando hay que responder rápido la pregunta "¿... y qué les doy de comer esta noche?". No; no vamos a descubrir el sándwich (que ya lleva dos siglos "descubierto", por otra parte). Pero sí podemos pelear contra su mala fama en las dietas. Y queremos ofrecerte tres ideas para cuando tu compromiso con los comensales bordee la onda gourmet (ver recetas).
Pueden ser saludables
El hecho de que la base sea el pan suele ser causal de exterminio en las dietas. Pero hay expertos que opinan que esto no tiene por qué ser así.
Mónica Katz, médica y codirectora del posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro, afirmó en declaraciones a la prensa: "comer un sándwich puede ser muy bueno; sólo depende de qué se le ponga. Hay que dejar de demonizar a ciertos alimentos". Y agregó: "Hoy no se puede dividir a los alimentos en buenos y malos. LO que hay que buscar es que sean sustentables, placenteros y balanceados".
"El sándwich se desvalorizó porque se le colocan contenidos inadecuados -afirmó por su parte Marta César, coordinadora de nutrición y pediatría de la Sociedad Argentina de Nutrición-. Pero puede ser un alimento saludable si se le agrega tomate, lechuga, quesos magros y ciertos fiambres, como el de pavita o el jamón cocido". Desaconsejó, en cambio, la panceta, la mortadela y el salchichón, por su alto contenido de grasa.
Y las sugerencia alcanzan también al pan: lo ideal es el de harinas integrales. Y como segunda opción, el blanco francés o el árabe, que también tienen muy pocas grasas.
/lagaseta.com
No se nos pasa por la cabeza la posibilidad de pensar que vamos a descubrir la pólvora... ¿Quién no sabe preparar un sándwich? Si debe ser, tanto en tiempos de vértigo laboral como en los de las vacaciones, la opción más eficiente cuando hay que responder rápido la pregunta "¿... y qué les doy de comer esta noche?". No; no vamos a descubrir el sándwich (que ya lleva dos siglos "descubierto", por otra parte). Pero sí podemos pelear contra su mala fama en las dietas. Y queremos ofrecerte tres ideas para cuando tu compromiso con los comensales bordee la onda gourmet (ver recetas).
Pueden ser saludables
El hecho de que la base sea el pan suele ser causal de exterminio en las dietas. Pero hay expertos que opinan que esto no tiene por qué ser así.
Mónica Katz, médica y codirectora del posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro, afirmó en declaraciones a la prensa: "comer un sándwich puede ser muy bueno; sólo depende de qué se le ponga. Hay que dejar de demonizar a ciertos alimentos". Y agregó: "Hoy no se puede dividir a los alimentos en buenos y malos. LO que hay que buscar es que sean sustentables, placenteros y balanceados".
"El sándwich se desvalorizó porque se le colocan contenidos inadecuados -afirmó por su parte Marta César, coordinadora de nutrición y pediatría de la Sociedad Argentina de Nutrición-. Pero puede ser un alimento saludable si se le agrega tomate, lechuga, quesos magros y ciertos fiambres, como el de pavita o el jamón cocido". Desaconsejó, en cambio, la panceta, la mortadela y el salchichón, por su alto contenido de grasa.
Y las sugerencia alcanzan también al pan: lo ideal es el de harinas integrales. Y como segunda opción, el blanco francés o el árabe, que también tienen muy pocas grasas.
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