15 nov 2011

¿Un hijo alérgico? No lo aísles del mundo

Aunque el número de niños con dermatitis, asma y rinitis se multiplica día a día, tener un hijo alérgico no es tan grave como parece. De hecho las alergias son un mecanismo de defensa ante el medio exterior. Y aunque éstas sean consideradas enfermedades crónicas, no significa que así estará toda su vida.

Las alergias han aumentado progresivamente en los últimos 40 años, al punto de que en sociedades desarrolladas como Canadá, Inglaterra, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda la población alérgica llega a 40 por ciento. No se entiende la razón de este aumento, pero es una realidad. Cada día nacen más niños a quienes el medio ambiente comienza a agredir desde temprano.

De acuerdo con el alergólogo pediatra Francisco Leal, existe una base genética que determina el grado en que un hijo puede ser afectado por una alergia. Si el padre es alérgico, el riesgo es de 27 por ciento, pero si lo es la madre, éste aumenta a 47 por ciento, y si los dos padres son alérgicos, es casi seguro que el niño tendrá 70 por ciento de posibilidades de tener en el futuro dermatitis, asma, rinitis, o las tres al mismo tiempo.

Pero, aunque las cifras suenen alarmantes, tener un hijo alérgico no es tan grave como parece. De hecho, dice Leal, las alergias son un mecanismo de defensa ante el medio exterior. Y aunque éstas sean consideradas enfermedades crónicas, no significa que se ha dado a luz un hijo enfermo y que así estará toda su vida. No. Sencillamente, si, por ejemplo, el cuerpo aprendió desde temprana edad a identificar el huevo como una agresión, en los años venideros se va a enfrentar de esa manera.

Tampoco significa que las alergias sean incurables. No existe una fórmula mágica ni una droga milagrosa, pero lo que la medicina ofrece va a permitir vivir común y corriente. Pero, de los padres depende que los hijos aprendan a hacerlo y que no sientan que el mundo exterior está en permanente agresión con ellos.

La alergia evoluciona
Explica el especialista que el ser humano tiene contacto con el medio externo por tres canales: por la piel, que es el órgano más expuesto; por las vías aéreas, pues por la nariz y la boca circulan diariamente 10 mil litros de aire; y por el intestino, que es el que guarda el alimento. Y es precisamente en estos tres sitios donde se desarrollan las alergias.

Es probable que un hijo alérgico tenga varias alergias durante el curso de su vida. Esto se puede determinar desde los primeros meses de vida. La primera alergia que aparece es la dermatitis atópica, cuyo primer signo es la llamada costra láctea, una especie de caspa gruesa que se ubica en la corona. Estos niños presentan después lesiones rojas o pequeñas vejigas líquidas, que producen mucha rasquiña y comprometen la piel del bebé desde el cuero cabelludo hasta los pies. 45 por ciento de los casos de dermatitis terminan en asma.

Cuando los papás detectan esta primera alergia deben consultar con un especialista. Si la dermatitis aparece antes de los 6 meses, es clave que la lactancia sea única y exclusivamente con leche materna. Pero, la madre debe estar muy atenta en su alimentación, pues ella puede transmitir algún tipo de moléculas de algún alimento que el niño no tolera. Dice el alergólogo Francisco Leal, que hay niños que pueden sensibilizarse al huevo desde el útero.

Si la dermatitis se controla, es posible que no se transforme en asma. Ésta generalmente no aparece durante el primer año de vida, pero sí puede dar algunas señales, como tos crónica y producción de secreciones.

En 86 por ciento de los casos, el asma se manifiesta antes de los 5 años, con episodios súbitos de dificultad respiratoria o fatiga por ejercicio. Lo que sucede es un cierre de la traquea, que debe ser consultado de forma inmediata.

El asma no sólo da porque se nazca alérgico. Un grupo de niños asmáticos, simplemente, lo son porque nacieron con una tendencia a que sus vías respiratorias se cierren; y otro grupo lo es porque a temprana edad se sufrió una infección respiratoria importante que dejó secuelas, como una bronqueolitis.

La rinitis es otro eslabón de la dermatitis y suele aparecer en los niños de edad escolar, pues su diagnóstico en los primero años de vida resulta difícil.

Un niño puede sufrir estas tres alergias al mismo tiempo, lo que hará que su asma sea aun más severa y de cuidado.

Prudentes con la alimentación

En los últimos años, los expertos han llamado la atención sobre la importancia de alimentar al bebé únicamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida. Atrás quedan las viejas creencias de introducir alimentos distintos.

Algunas diarreas y reflujos están asociados a la intolerancia del lactante frente algunos productos. Las estadísticas mundiales señalan que los alimentos que más producen alergias son leche de vaca, huevo, maní, soya, pescados y mariscos. Estos alimentos deben darse de manera muy prudente y, ojalá, no antes del primer año.

Algunos pueden manifestar su intolerancia de forma inmediata. Un niño alérgico al huevo puede presentar a los pocos minutos brote en los labios, cambio en el color de la lengua, dermatitis o urticaria. O hacer una diarrea, ocho horas después de la ingesta.

Leal sugiere, además, que las mamás sean muy atentas cuando el niño manifieste alguna aversión. “El cuerpo es más sabio de lo que se cree. Muchas mamás tienen la idea de que los niños deben aprender a comer de todo, y no piensan que, a veces, decir no es una manera de defenderse, porque lo que para uno es alimento, para otro es veneno”, explica.

¡Ojo con los ácaros!
Estos bichos, que no superan los 0,3mm de tamaño, pertenecientes a la familia de los artrópodos (arañas y garrapatas) viven esencialmente en el cuarto y se depositan mayormente en el colchón. Ellos también son responsables de las alergias mencionadas, pues encuentran su mejor hábitat en lugares con humedad de 80 por ciento y a temperaturas de 15 y 18 grados centígrados.

Entre más cerrado sea un cuarto, más ácaros existirán. De ahí que controlar el polvo sea fundamental, lo mismo que convivir con lo necesario. En cuartos con alfombra, se sugiere aspirar mínimo tres veces a la semana.

Un niño sensible a los ácaros no puede dormir en un colchón viejo. Cuando el asma y la rinitis son severas, el médico puede sugerir vacunar al pequeño contra ácaros.

Así se curan
Contra la dermatitis
Recuerda que el niño con dermatitis tiene piel seca, pues las lesiones reducen la producción de ácidos grasos, que forman una capa protectora. De ahí que el baño sea corto, con agua tibia, poco jabón y nunca usar talco.

Las mamás deben elegir jabones muy suaves, que deben ser recomendados por el médico. Es permitido el uso de crema humectante y aceite, pero sólo después del baño, para que guarde la humedad, de lo contrario, el agua no va a penetrar la piel.

Contra el asma
Dice el especialista consultado, que en general el asma en la infancia es de buen pronóstico y en 50 por ciento de los casos, esta enfermedad se supera en la adolescencia. No obstante, es preciso advertir que el niño asmático hoy puede vivir una vida común y corriente. Es un error frecuente no dejarlo hacer ejercicio, de hecho, con la medicación de hoy, incluso se les anima a que practiquen natación y así maduren el desarrollo de sus pulmones y vías respiratorias.

/revistafucsia

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