11 may 2009

LA FIABILIDAD DE LOS TEST DE ALERGIAS ALIMENTARIAS


Los métodos no avalados científicamente pueden aportar una aproximación diagnóstica equivocada, con el consiguiente retraso en la aplicación del tratamiento dietético adecuado


La alergia alimentaria es una respuesta inmunitaria exagerada e inapropiada del organismo causada por el consumo de determinados alimentos que, sin embargo, sí son tolerados por otras personas. En el ámbito clínico, se considera la alergia alimentaria como una reacción fisiológica que se diagnostica con métodos científicamente establecidos. Pero, en la actualidad, hay métodos en el mercado que, sin estar avalados todavía por la comunidad científica, se ofrecen como reclamo para el tratamiento dietético de las alergias. Se pueden adquirir incluso en Internet.

* Autor: Por MARÍA MANERA / MAITE ZUDAIRE

Muchos de los supuestos métodos diagnósticos propuestos para la alergia alimentaria también dicen ser útiles para el diagnóstico y el tratamiento (sin duda, erróneo) de otras enfermedades como la obesidad, la cefalea o el colon irritable. Estos procedimientos pueden conllevar una aproximación diagnóstica equivocada y, por lo tanto, un retraso en la aplicación del tratamiento dietético y médico adecuados. A esto se suma la mayor confusión entre los pacientes que confían en la última novedad "médica" para mejorar su salud.

¿Alergia o intolerancia alimentaria?

Según la Organización Mundial de Alergia (World Allergy Organization, WAO), cualquier reacción adversa a los alimentos de origen no tóxico debe denominarse hipersensibilidad a los alimentos. Cuando interviene un mecanismo inmunológico en el proceso, el término apropiado es alergia alimentaria que, al mismo tiempo, puede estar mediada por anticuerpos IgE o no. La alergia alimentaria sólo afecta entre el 1% y el 3% de la población adulta y entre el 6% y el 8% de los menores de cuatro años.

Las otras reacciones orgánicas, tradicionalmente denominadas "intolerancias a los alimentos", deben ajustarse a la nueva nomenclatura y denominarse "reacciones de hipersensibilidad a los alimentos".

El tratamiento erróneo a partir del diagnóstico infundado de estos test excluye los alimentos a los que se es supuestamente intolerante

Aunque se han descrito más de 70 alimentos causantes de alergia, los estudios indican que el 75% de las reacciones alérgicas en niños son debidas a un número limitado de alimentos (huevos, leche, pescado y frutos secos). Entre los adultos, los alimentos responsables de un mayor número de alergias son frutas, verduras, frutos secos y marisco.

Los síntomas de la alergia alimentaria comienzan de inmediato, y pueden ser cutáneos, gastrointestinales o respiratorios, siendo algunos de los más habituales la urticaria, los eczemas, la congestión nasal, la picazón en la boca y garganta, el asma, el dolor abdominal, la diarrea, las náuseas, los vómitos o la dificultad para deglutir.

Test no validados

Hoy día se comercializan métodos de diagnóstico de alergias e hipersensibilidades alimentarias no alérgicas no avalados por la comunidad científica. Su uso como técnica de determinación puede suponer una aproximación diagnóstica equivocada y, por lo tanto, un retraso en la aplicación de un tratamiento adecuado. Por otro lado, su uso conlleva también una mayor confusión entre los pacientes, además del considerable gasto económico que acarrean.

Una de las pruebas más conocida en España es el test ALCAT (siglas en inglés de Antigen Leukocyte Cellular Antibody Test), que se basa en el cambio producido en el tamaño y en el número de las células sanguíneas cuando se exponen al alérgeno, que puede ser un alimento, un aditivo o un fármaco. Surgió como un método revolucionario para determinar las "intolerancias a ciertos alimentos" y daba a entender cómo el metabolismo alterado de algunas personas debido a ciertos productos podía influir de manera negativa incluso en el tratamiento de la obesidad.

Los resultados del test, no obstante, no pueden reproducirse cuando se repiten varias veces en un mismo paciente. La reproductividad es la capacidad del test para ofrecer los mismos resultados cuando se repite su aplicación en circunstancias similares. Asimismo, en la actualidad no se dispone de datos sobre su mecanismo de acción, variabilidad, sensibilidad, especificidad ni valores predictivos positivos y negativos. Un valor predictivo positivo es la probabilidad de padecer la enfermedad si se obtiene un resultado positivo en el test.

Mientras, un valor predictivo negativo es la probabilidad de que un sujeto con un resultado negativo en la prueba esté realmente sano. Por ello, la Organización Mundial de Alergia, la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica, la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, la Sociedad Británica de Alergia e Inmunología Clínica, la Sociedad Austral-asiática de Inmunología Clínica y Alergia y la Sociedad de Alergia de Sudáfrica indican que dichos tests son ineficaces y desaconsejan su uso. Asimismo, no se dispone de estudios bien diseñados, de larga duración y con un gran número de pacientes que apoyen las tesis defendidas por estas técnicas.

Estos métodos diagnósticos propuestos para la alergia o las llamadas "intolerancias alimentarias", como el test ALCAT entre otros, se han usado de manera errónea no sólo para el diagnóstico de estas enfermedades, sino también para otras con una fisiopatología del todo distinta entre ellas, como la obesidad, la cefalea, la migraña, la artritis o el colon irritable, entre otros. El tratamiento (erróneo) a partir de este diagnóstico (infundado) es el de una dieta que excluye los alimentos a los que, según el test, se es supuestamente intolerante.

El resultado se traduce en una dieta que puede resultar desequilibrada, monótona y sin mención alguna a aspectos tan importantes como, en el caso de la obesidad, las calorías que se han de ingerir.

NOVEDOSOS PERO NO FIABLES

Otras pruebas o test, como el "NOVO Immogenics", se basan en el principio de que cuando un organismo identifica un alimento extraño se activa el sistema inmunitario. Sin embargo, la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica afirma que los resultados de estas técnicas de determinación de inmunoglobulinas (IgG) específicas frente a alimentos "in vitro" no son reproductibles, ni se correlacionan con la clínica del paciente; es decir, no hay relación entre lo que determinan y los síntomas del paciente. Por tanto, no hay evidencia científica de que sirvan para lo que anuncian.

Además de las técnicas citadas que guardan especial relación con la alimentación, hay en el mercado multitud de métodos diagnósticos no validados para las alergias en general, como son la cinesiología aplicada, la biorresonancia, los tests VEGA y DRIA o la electroacupuntura, entre otros muchos. Ninguno de ellos está suficientemente avalado por la comunidad científica como para diagnosticar o tratar alergias e intolerancias.

Consumer eroski

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